Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales, y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco

domingo, 4 de noviembre de 2012


Han pasado dos semanas y seguía esperando, la llamada de Dante. Me encontraba en Amealco de Bonfil un municipio de Querétaro. Había viajado una semana antes, con el propósito de realizar conferencias para jóvenes y sus familias, con el título de “El papel del adolescente en la escuela, familia y amistades”. Estaba hospedado en la casa de una familia que se ofrecieron en ayudarme. Todos ellos muy amables conmigo.

Todos los días, pensaba en Dante, en la llamada, en la fiesta y en ¿Qué pasaría después?  No sabía, si algún día volvería a verlo. Mantenía mi mente ocupada, mi tiempo y mi cuerpo, pero no era suficiente, puesto que siempre había un espacio, para pensar en él.

Llego el fin de semana, y eran las diez de la mañana, me encontraba encerrado entre cuatro paredes de adobe. Sonó mi celular, era Yara. Lo abrí, y vi que decía “Güey, ¿Donde chingados estas? Tengo noticias mil, y tu ni tus luces, hasta de Dante. P.D. Te amo”. Salí corriendo del cuarto, en el que me encontraba feliz, acelerado y emocionado. Salte, reí y sonreí. No podía esperar más, tenía que hablar con Yara. Marque a su celular y contesto, lo primero que dije fue:

-¡Hola! Amor, ¿Como estas? ¿Qué paso?  Cuéntame que te dijo Dante. Muero por saberlo.
-Bien amor, y Tú, ¿Cómo estas? Tranquilo.-Estaba saliendo, del metro Juárez, cuando sonó mi celular y conteste. Pregunte ¿Quién habla?  y me respondió, Dante. No sabía qué hacer, mi corazón comenzó a latir muy rápido, y me quede muda por un instante. Solo dije ¡hola!, que milagro y él respondió diciéndome que los milagros no existían y me pregunto que como estaba, a lo que yo conteste que muy bien. Me dijo, que te había marcado a ti antes, pero como no le contestabas decidió marcarme a mí.
-No puedo creerlo, es que, aquí, casi no hay señal. ¡Qué felicidad! me ha intentado marcar primero a mí que a ti.

-Sí, si ya cállate, déjame terminar. Me dijo que si podíamos salir mañana, que te avisara, haber que hacíamos. Así que no hagas planes.

Estoy en Querétaro, pero en este momento, regreso al Estado de México. Más tarde te marco amor. Adiós. Colgué el celular. Grite de felicidad, como loco, y comencé a empacar mi ropa y objetos que había llevado conmigo. Con la ilusión que tenía, en ese momento, me despedí de las personas que me habían acogido, durante mi estancia, en ese lugar.

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